A hard day's night

Ay, ay, ay...

La noche de anoche me reencontré. Me di cuenta que tengo un serio, SERIO problema para conciliar el sueño. Ya me metí cuanta droga ha inventado el hombre –lo de ‘superheroína’ no es sólo por salvar el mundo, ¿saben?– y nada me hace efecto.

Después de una ardua sesión laboral, aún cansada, fui a beber un par de tragos con un grupo selecto de camaradas. Mis bostezos eran frecuentes –conocí a una chica, amiga del buen Casta, de quien creo que su mandíbula tiene voluntad propia, porque no creo que su cerebro sea capaz de darle órdenes para que no se abra y deje escapar toda la baba– y las risas, esporádicas, y al final llegué más madreada que al principio a mi cubil.

Creyendo que eso bastaría para saciar mi sed de sueño, me eché a la cama pero los minutos pasaban y mis ojos no se cerraban. Esto del insonmino es una enfermedad, pero, bueno, qué mejor medicina que perder el tiempo, así que me puse a chatear con varias viejas amistades –y otras no tan viejas– sobre política –ya te dije, Pabloski, seis de junio de 2006, 06-06-06, el año de Belcebú nuestro señor... ¡te veo en el aeropuerto, honey!– fúrbol –Camilita, el River SUX, ¡aceptálo y viví con essho, corazón!–, aeronaútica –Peanut, algún día sabremos cómo vuelan las moscas– y, por supuesto, blogs.

Profundizando en el tema, aprovecho para aclarar mi última entrada –Año 1 #1–, a petición de mi cuatacho del alma, Davinci, y la ¡Danopis adoraaaaaada!

1. ¿Qué diablos fue eso?
El alter ego de Mara León –o sea, moi–, Natty Dread, es una defensora de la paz y la justicia. En mi juventud alocada –cuando vivía en el reino de Macross Plus, donde Seiya era el primer mandatario y las Guerreras Mágicas sus damas de compañía–, tras un par de sesiones léperas de mois, surgió Natty Dread –oh, Dios Marley, ¿por qué nos dejaste, por qué?–, la chica más carismática del mundo. Al lado de mi orate compañero El Casta –que moría por mí, lo sé– creé una historieta llamada Natty Dread, superheroína internacional. Por supuesto, ni siquera se dibujo, sólo eran charlas y disparates a la hora del recreo, con nuestro sandwich de la cooperativa, bien bonito. Y, no sé por qué, me dieron ganas de escribir varias de las pendejadas ficticias –adecuadas a la época y conflictos actuales– que nos fumábamos. Lo que leyeron, oh, fans, en la pasada entrada, fue el inicio de la historieta sin dibujos Natty Dread, Superheroína Internacional. Disculpen si hice tal entrada abrupta y sin explicaciones, pero no quería subestimar su coeficiente intelectual.

2. ¿Y de qué trata la historieta?
Eso lo sabrán poco a poco, conforme redacte las increíbles aventuras de Natty Dread –aventuras que, aunque algunas ciertas, todas son inéditas o exageradas para incrementar la emoción en el lector–. Pero, básicamente, trata de una ex mercenaria que ahora sólo hace el bien sin recibir paga –en algún momento narraré la historia de por qué tal decisión–.

3. ¿Y cómo se lee el Año 1 #1?
Ay, Davinci... ay, Danopita –toc, toc–... Cuando la tipografía está cursiva –o sea, así-, significa que tal diálogo sólo está en la cabeza de Natty Dread. Cuando los diálogos són sólo grises y negros, significa que es una retrospectiva –o flashback, pochos holgazanes–.

4. Pues qué idea tan pendeja.
Vaya, pues deberías tomar un Taxi y preguntarle al chofer que cuánto te cobra por llevarte a la c C E N S U R A D O rga. Y allá te quedas a vivir.

5. ¿Con cuánta frecuencia leeremos Natty Dread, Superheroína Internacional?
Ya no voy a decir nada.

6. Ya, no te enojes...

7. ¡Yaaaaaa!
Bueno. Se leerá cada vez que pueda escribir, pero procuraré hacer un par de entregas por mes.

8. ¿Y las entradas regulares? ¿Aún seguirás contándonos tu vida bisexual?
En efecto. Ésas continuarán a medida que suceda algo interesante que contar.

Y como, por hoy, ya no hay nada interesante que contar, está muñeca se cambia de aparador. Dudas, sugerencias y aclaraciónes, se aceptan gustosas.