NATTY DREAD

Superheroína internacional

miércoles, septiembre 21, 2005

Eh! Children get your culture

"Digo, mientras se le vean las nalgotas, no hay problema."
—El director creativo de la agencia de publicidad donde trabajo, hace tres minutos. Jo, jo, jo.

Haciendo un lado el agobio laboral, la soledad y depresión de la semana pasada y mi canita al aire alcoholizada durante las fiestas patrias –¡hip!–, el domingo ocurrió algo que no deja de dar vueltas en mi cabeza.

Ayer en la noche llegué a mi casa con dolor en mis piéseses, me aplasté en mi sillón aguadito amarillo y encendí la tele. Vi las noticias, pero no ponía atención. La apagué. Encendí mi estéreo y puse este espantoso pero simpático CD de reciente adquisición, A Reggae tribute to the Beatles Volume 2 –creo que acompañado de un cigarrillo especial debe de valer lo que me costó– y, aunque me hizo sonreír, no capturó mi atención más de veinte minutos. Creo que la combinación no es tan buena, sin embargo, me hizo querer escuchar a mis ídolos por separado. ¿John, George, Pau y Ringo, o el maestrazo Marley? "Mmm..." Opté por el cuarteto, que ya los tenía como polvorones. ¿Rockanroleros de trajecito? ¿Pachecos Lonely Hearts Club Band? "¡Pachecos, pus qué!"

"Picture yourself in a boat on a river…" Listo, ya tenía BGM. Pero aquella idea del domingo no salía de mi mente. ¿Que haría? ¿Poner el disco al revés? No, porque me después me daría miedo dormir solita. :(
"¡Biiiiillyyyyy Sheaaaars!" Pus me puse a lavar trastes y a cantar un ratón.
Pero, de pronto, empecé a tararear otra melodía…

Me fui a dormir. Pero mi insomnio y lo que traía en la cabeza no ayudaron nada. Como búho, a las tres de la mañana, escuché el teléfono. "¡Eso!" Contesté rápido. "Qué onda, Mara, ¿paso por mis juegos, no?" Hijo de puta. Pus ven, pues. Frankie, viejo y gran amigo, dueño esporádicamente de mi tolerancia, me prestó unos videojuegos que, por supuesto, ni toqué. Y los quería de vuelta. A las tres de la mañana. Llegó, preparé algo de café, se quedó a conversar un rato y, llegó el momento inevitable.

"Y ya no me dijiste qué te pareció la película."

Oh... en la madre... ¿qué podía contestar?
Ni dije nada; hice un gesto de conformidad y limpié la mesa.

Frankie se fue, prometiendo prestarme más juegos divertidos.
"El del tapete", le pedí. "Pero con tapete, wey."
"¡Cámara!"

Adiós, Frankie.

"¡Carajo, las cinco y media!" En una hora tenía que despertar para llegar puntual a la junta mafufa de las 8:30. "Ya valió madres otra vez", pensé.

Puse la alarma de relojito, porque extravié nuevamente mi celular (vaya coincidencia). Detesto como suena, porque parece chicharra del recreo y me trae malos recuerdos sobre exámenes extraordinarios de química y física. ¡Pinche Hormiga* de mierda, te detesto y te detestaré hasta que me muera y, ¿sabes qué? Voy a morir feliz porque no te volveré a ver nunca más!
Cerre los ojos y dormí. 49 minutos más tarde, sonó la chicharra. En mi sueño aparecieron varios celulares, en un cielo azul; ellos estaban afelpados, bien bonitos, y ordenaditos volando como los zapatitos rojos del mundo del cielo de Mario Bros. 3. Pero uno sonaba diferente y me molestaba, así que lo buscaba, flotando también, entre tanto celular pachón. "¿Dónde, dónde está? ¡Ah, ahí!" Y lo tomé y desperté al instante, con el reloj de chicharra en la mano. Ah... se veían bien bonitos los teléfonos. Pus ni modo, a trabajar.

Duchéme, vestíme, acicaléme y fui por mi jugo de naranja a la frutería de confianza; mientras esperaba, en el puesto de revistas vi una portada del Hombre Araña y, como soy bien fans, me la compré. Era Atomix. La hojeé y, después de leer, en una columna de opinión, el verbo "proveyendo", arranqué la cubierta y el resto lo tiré a la basura (ya recorté a Spidey y atavié mi cubículo con mi superhéroe favorito).

De camino al trabajo seguía pensando en lo del domingo.

¿Pues qué pasó el domingo, entonces?

Ah... fui al cantón del Frankie y me enseñó su más reciente adquisición. La película más esperada… por él. Final Fantasy VII Advent Children. Antes de la proyección casera me explicó cómo se había hecho de la edición de lujo, importada desde Japón (le salió en una megalana, pero había ahorrado para ello).

La vimos, acompañados de su hermana y unas palomitas hechas a la antigüita, con una máquina de palomitas que compró su mamá hace 18 años, en Denver (las amo).

La emoción de Frankie brotaba por cada poro de su cuerpo, mientras que yo me esforzaba por contener mis bostezos. Su hermana, de plano, se paró y se fue a hacer otra cosa.

Al terminar la función, Frankie tenía una lagrimita en el ojo y una sonrisota. "¡No mames, está poca madre!", dijo. Estaba tan feliz que decidí no arruinar su éxtasis, por lo que me limité a sonreír. No me preguntó mi opinión y me puso al tanto de los personajes –efectivamente, Final Fantasy VII pasó de noche y en patines en mi historial de entretenimiento electrónico adolescente–. No entendí ni madres, pero estaba tan contento que fingí interés.

Al final, me fui. Pero me fui anguistiada. "¿Por qué pagó cuatro mil pesos por esa madre?" Me deprimí. No tengo mucho qué criticar sobre la película, porque, para empezar, estaba en japonés y no entendí nada. Sólo la palabra "kasan", que es "madre". Ésa es básica, hasta yo me la sabía. Pero creo que aunque hubiera estado en el castellano más corriente, tampoco le hubiera entendido. Sólo vi que Cloud (¡Craudo!), el protagonista, y el resto de los acróbatas hacen sonrojar a Isaac Newton y su absurda Ley de la Gravedad; ah, y que el mismo héroe carece de glándulas sudoríparas y es capaz de participar en tres zafarranchos consecutivos sin jadear y encajar una espada en una pared de concreto cual cuchillo en Hot Cake. ¡Ah! Y el malo en el bosque tronando los dedos con ritmo y muchos niñitos atrás de él me recordó al video Bad de Michael Jackson, nada más que esto estuvo even worse.

Y me deprimí porque creo que estafaron a mi amigo. Digo, que la película me parezca espantosa no tiene que ver; cada quien tiene sus gustos y si a él le encantó, qué chido. Y si no le importó pagar tanto por eso, tampoco importa. Es más, qué bueno que la disfrutó. Pero, ¿cuatro mil pesos? Qué robo. Mejor se hubiera comprado un tinaco Rotoplas, pues a cada rato se queja del limo que a veces sale del grifo de su baño.

Qué abusivos, la neta. Por eso me caen gordos los publicistas. Son como Mandrake el Mago. Maestros en la magia crean una ilusión y en los consumidores causan confusión. Y tantos comerciales le lavaron el coco a mi amigo Frankie. Y yo trabajo en una agencia de publicidad. ¿No es razón suficiente para reflexionar sobre mi existencia, aunque sea un par de días?

Pero entiendo que muchos jugadores empedernidos desean ver Advent Children. Espero que no paguen cuatro mil pesos por ello. Creo que el precio justo sería de $55 pesos, en el Cinemex de Loreto. O $148 pesos por el DVD comprado, o $35 por el rentado. No más. Y, si quieren una película en verdad divertida, recomiendo Robocop. ¡Ah, ese clásico nunca envejecerá!

miércoles, septiembre 07, 2005

I love you

Totally ROCKS!

http://cbs5.com/watercooler/watercooler_story_124211813.html

martes, agosto 30, 2005

¡El Sho-sho-show de los hueeeevoneeeees!

¡Muy buenas noches y bienvenidos a una nueva emisión del [con eco] Sho-sho-show de los hueeevoneeees! Yo soy su anfitriona, Natty Dread y, para no quitarles más su apreciable tiempo, les dejo con los participantes de esta noche.

Esta nota fue publicada hoy en El Universal (diario de la Ciudad de México, amigou extranjerou):

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Atrapan a defraudador después de cuatro años

Antonio Carvajal de la Vega, quien ofreció a 200 familias obtener casas a través de créditos del INVIDF fue detenido por un grupo de personas defraudadas y presentado ante el Ministerio Público

Rubelio Fernández
El Universal online
Ciudad de México
Martes 30 de agosto de 2005


09:44 Después de cuatro años de realizar pagos mensuales a Marco Antonio Carvajal de la Vega, quien ofreció a 200 familias obtener casas a través de créditos del Instituto Nacional de Vivienda del Distrito Federal (INVIDF), el supuesto gestor fue detenido por un grupo de personas defraudadas y presentado al Ministerio Público.


Desde 2001 los grupos de familias, de 50 cada uno aproximadamente, recibieron la propuesta de adquirir un departamento en las colonias Valle Gómez, Doctores, Chocolatera o Agrícola Oriental que serían entregados a fin de cada año.


A cambio del beneficio los interesados deberían pagar un enganche de 17 mil 500 pesos; mil 200 para los planos, 700 para el certificado de no propiedad y apoyar actos políticos del Partido de la Revolución Democrática (PRD) donde fuera necesario.


Los quejosos detallaron que Carvajal Vega exigió su participación en las marchas contra el desafuero y en las encuestas telefónicas bianuales por lo que les obligaba a presentar el recibo de Telmex para constatar.


Otro requisito era afiliar al mayor número posible de conocidos al padrón del partido.


El fraude asciende a más de dos millones de pesos explicaron los afectados.


Al paso del tiempo y ante la ausencia de Carvajal de la Vega los interesados acudieron al INVIDF, a pesar de que fueron amenazados con ser dados de baja del proyecto en caso de hacerlo, y preguntaron por su representante.


En las oficinas les informaron que existían quejas por fraude en contra de Carvajal de la Vega pero que no tenía ninguna relación con el instituto. Asesoraron a los afectados para iniciar una acta en la procuraduría capitalina y poder detenerlo en caso de ser localizado.


La noche del lunes una de las representantes vecinales consiguió citarse con Carvajal de la Vega en el Sanborns de Peralvillo.


Hasta ese lugar llegaron decenas de afectados y con apoyo de policías preventivos detuvieron al presunto gestor del INVI.


José Antonio Carvajal de la Vega como también se hacía llamar el perredista quien se identificaba con diversas tarjetas de presentación del PRD y tenía un programa sabatino de radio, llamado Observatorio de la Ciudad quedó a disposición del Ministerio Público de la segunda agencia investigadora en Venustiano Carranza.

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¡Un aplauso para los finísimos participantes del día de hoy! ¡Pero un aplauso fuerte, que se oiga! Ellos se inscribieron a este concurso porque les prometimos el premio principal del Sho-sho-show: ¡UN YATE!
¡A ver, público! ¿Les Damos su yate? ¡No los oigo! ¿Les damos su yate? ¿Sí? ¡A dárselos, entonces, pero fuerte, que se escuche!
¡Todos conmigo, bien fuerte, a la una, a las dos y a las... TRES!

¡YATE… CHINGASTEEEEEEEEEEEEEE!

[Dios, ya estoy harta de ese chiste]. Gracias por participar. Ahora, vamos con la meretriz ésta de Cuba que contratamos como conductora, pues tiene un mensaje comercial para usted. ¿Perdón, señor productor? Ah, sí... este... ah, y que ya va a sacar su disco también... vamos con ella, pues [puta de mierda, no tienes talento].

"¡Gracias Natty! ¡Ay, pero qué barbaridad con esto de los fraudes! ¿Verdad? ¡Pero usted no se preocupe, que para ganar con nosotros no necesita ir a marchas ni lambisconear diputados ni dar enganches para casas fantasma! ¡Las casas que aquí damos sí son de verdad y una puede ser suya, junto con esta camioneta nuevecita, de lujo, con asientos de piel y toda la cosa! ¡Y todo por 20 pesitos! ¡Llame ahora al teléfono que aparece en pantalla y, aproveche, porque sólo en este corte, su llamada cuenta por cuatro boletitos que participan en nuestro sorteo! ¿Qué son 20 pesos? ¡Haga cuentas, si su boleto sale seleccionado, podrá cumplir sus sueños, tener casa, coche y sin trabajar! ¿Qué está esperando?

¡LLAME YA!"

Llame ya...

martes, agosto 16, 2005

¡Mmmm! ¡Rico!

¡Coctel de Mara León!



Cómo hacer una Mara León
Ingredientes:

3 cucharadas de éxito

1 porción de estupidez

1 pizca de alegría
Método:
Añada a la licuadora y mezcle vigorosamente. Añada una sombrillita coctelera y un poquito de emoción

miércoles, agosto 10, 2005

Lindo sol

Conciudadanos (del DF, claro), salgan ahora y vean el sol con unos lentes oscuros. Tiene un arco iris alrededor y, entre el Sol y el arco, el cielo es más oscuro.

Está chingonsísimo... y escalofríante. ¿Mi fin se acerca ya?
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jueves, agosto 04, 2005

Extremen precauciones

Estaba yo revisando mis correos y leyendo las noticias del día, bien entrada con unas Chips de Barcel. Mi mano entraba a la bolsa y salía con una papa –a ritmo de Teen Titans de Puffy Ami Yumi... no pregunten, es un estudio sociológico– misma que me engullía con singular alegría cuando, de pronto, entre mi labio inferior y el poder de una tonelada de mis mandíbulas que no alcancé a detener, apareció un Doctor Doom naranja de plástico –chiquito, el bastardo– que hizo sangrar mi hermosa –and now, rude words free! CALL TODAY!– boquita.

Hecho: el Doctor Doom tiene la misma textura que una papa freída a mano.

Tengan cuidado.

Prometo la foto para después, porque olvidé mi cámara en casa.

miércoles, agosto 03, 2005

Hola Queta

¡JA------------ (morí de la risa)!

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¡DANA, ERES LA ONDAAAAAA!